El nuevo miembro de la Policía Local no lleva placa, pero sí correa. Es un perro policía y se llama Barry.
“El agente ha firmado la cesión del perro al Ayuntamiento de Alhaurín el Grande mediante un convenio de colaboración. El perro va a estar siempre en contacto con su guía y se ha habilitado un vehículo policial adaptado a las necesidades para poder transportar a los distintos lugares que se necesite”, explica Francisco José Pérez, concejal de Seguridad Ciudadana.
“Este perro ha sido adiestrado desde muy chiquito. Lo cogí con tres meses, pasó una selección de cachorros, a través de Alejandro Atencia, que es el máximo responsable de la Unidad Canina de la Policía Local de Málaga, a quien debo mucha de mi formación en su centro de adiestramiento GT Alexcan”, explica Israel Romero, agente de Policía Local y guía canino.Barry e Israel forman un binomio. Su dueño explica que este perro de trabajo es capaz de detectar 4 tipos de sustancias estupefacientes, entre las que se encuentran la marihuana, el hachís y la cocaína. Y están trabajando para que también reaccione ante otra droga consumida por parte de la juventud: el MDMA. Así que puede servir de ayuda para patrullar junto a centros escolares, parques o en actividades socioculturales en los que se puedan consumir narcóticos.
“Hay distintos puntos, no aquí, en todos los sitios, donde desgraciadamente esta lacra está, que es el tema de las drogas, de la venta, el menudeo, el trapicheo. Salen de distintas zonas que podemos ubicar donde puede darse la venta, y el perro detecta a esas personas saliendo y entrando. Detectamos la droga y hacemos acta”, añade el policía.
Su última formación, recibida en Murcia por uno de los mejores adiestradores de perros de España, José Luque, a través de la Asociación de Guías Caninos de la Policía Local de España, consistía en la especialidad de detección de narcóticos en personas tras superar con éxito 650 horas de entrenamiento innovador.
“Para nosotros está paseando, pero el perro está trabajando, focalizando y buscando olores, hasta que se va detrás de la persona. Cuando le da un marcaje pasivo, en el que no hay ningún tipo de intromisión en la persona, se queda quieto con la nariz lo más cerca posible de la sustancia”, explica.
Los millones de células olfativas que posee la variedad malinois del pastor belga, hacen que sea una especie muy apreciada por la policía. Barry, este perro de 4 años, es la última arma de la Policía Local en la lucha contra las drogas. Y parece tan amistoso como implacable en sus funciones.